¿Y AL VOLVER AL TRABAJO QUÉ...?

Cuando mi hija nació entré en un mundo lento, suave, húmedo, íntimo, recogido, salvaje, natural. Mis biorritmos volvieron a conectar con el ritmo de la naturaleza y me introduje por entero en mí misma, en mis instintos, mis emociones, mis necesidades. Y LAS DE MI BEBÉ.

Ha pasado un tiempo. Para cada mujer es diferente, algunas están en este “otro mundo” mucho tiempo, otras tan sólo 16 semanas.
El caso es que, para casi todas, llega el momento de volver al mundo racional, de retomar el trabajo, los horarios, las prisas, las responsabilidades intelectuales y laborales.

Pero para todas hay algo común siempre: el miedo y la tristeza de dejar a nuestr@ cachorr@ al cuidado de otras personas durante unas horas al día.
Y todas deseamos hacerlo lo mejor posible, no equivocarnos, elegir las mejores manos que nos sustituyan durante un tiempo, lo cual ES MUY DIFÍCIL. Incluso doloroso, agresivo y, a veces, insoportable.

LaLibélula nació del corazón de una mamá que previó aquel momento y lo intuyó como el más difícil de su vida. Nació junto con un bebé y con el deseo de dar a todos los bebés el mejor lugar, los mejores cuidados, la mejor atención durante el tiempo en que sus mamás se dedican a su trabajo.

Sabemos que el lugar PERFECTO para un bebé es el regazo de su madre, pero también sabemos que las mujeres, como los hombres, necesitamos a la sociedad y la sociedad nos necesita. Somos conscientes de que existen vocaciones que tienen mucho que ofrecer al mundo y a las propias personas que la poseen; conocemos las necesidades económicas y sociales de la sociedad actual, de las familias.

En definitiva, sabemos que casi todas las mujeres desean, necesitan, quieren o se ven obligadas a volver al trabajo después de ser madres.

Y también sabemos que la elección del lugar para nuestro bebé muchas veces se ve influida por un mundo que va demasiado deprisa, por una sociedad que desea que los niños dejen de serlo cuanto antes para hablar inglés, sumar, restar, matricularse en la mejor universidad.................. ¡UFFF!

No olvidemos que los bebés vienen de ese mundo calentito y tranquilo que es la piel de su mamá. Recordemos que el ser humano es la especie que más tiempo necesita para madurar hasta ser autónomo y que, durante años, requiere de una dedicación plena, llena de amor, AMOR.

Hasta los 3 años, las necesidades de los seres humanos son básicamente afectivas, fisiológicas y motrices. Por ese orden. Aún está muy lejos la necesidad del bilingüismo, de aprender a hacer raíces cuadradas y de querer estudiar arquitectura.

Un bebé no necesita un colegio trilingüe, con ordenadores en las aulas (esa palabra tan.... adulta), con catering hipermegaestudiado (e industrial), con las últimas tecnologías en juguetes que lo hacen todo solos y además enseñan a sumar, donde se aplican los últimos métodos en desarrollo de la inteligencia y aprenden a reconocer un “tapir” en una foto (bits de inteligencia) pero las zanahorias las han visto sólo cortadas y dentro de un paquete de plástico porque ellos las comen bien camufladas, por si no les gustan...

Un bebé no necesita una “guardería” donde lo aparquen y lo guarden, con personal a su cargo que cambia cada mes y que no tiene tiempo de saber que Lucía tarda más en lavarse las manitas porque le encantan las pompitas que el jabón hace en sus manos al frotar. ¿Y cómo va a tener tiempo si ha de estar “al cuidado” de 23 niños por un sueldo ínfimo y con un horario atroz?

Un bebé necesita estar en un lugar cálido y bonito; lleno de paz y armonía, donde en cada rincón se perciba el amor y el mimo. Un lugar lo más parecido a su mamá, que es la más cálida, bonita y llena de amor del mundo.

Un bebé necesita querer a las personas que lo cuidan y, para ello, es IMPRESCINDIBLE que estas personas lo quieran a él. Y la condición primera para querer es conocer, y para conocer se necesita tiempo, y dedicación. Y para dedicarse por entero a alguien es necesario ser poquitos y estar como en familia.

Un bebé necesita que respeten sus ritmos, que lo acompañen en su desarrollo y aprendizaje, que lo protejan y sepan qué necesita.

Un bebé necesita mucha calma, mucho amor, mucha seguridad y mucho respeto. Si es tan afortunado de tener todo eso durante sus tres primeros años, estemos tranquilos y no nos preocupemos demasiado por el futuro porque le habremos entregado la llave mágica que abre todos los caminos: una base sólida y completa para todo su desarrollo posterior. Así sí podrá llegar el inglés, el francés e incluso el chino, porque estará preparado. Tendrá todo lo necesario para conocer el ciberespacio, los logaritmos neperianos, la etología de los cangrejos paquitasníes y todo lo que se le ponga por delante.

Tendrá el bagaje necesario para vivir, para ser feliz.

PORQUE SABRÁ VOLAR.

En LaLibélula trabajamos por una infancia plena y respetada. Creemos en un mundo bello y feliz.

LaLibélula, aprendiendo a volar...

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